Sobre la ópera
Rivalidad amorosa y política, sed de venganza, celos y muerte. Una historia con momentos de apasionada y brutal desesperación que no ahorra en situaciones escabrosas: una ejecución en la hoguera, una muerte en el patíbulo, un niño abrasado, un suicidio con veneno, un duelo en un palacio…
Verdi crea una música que alcanza elevadas cimas de inspiración melódica y emociona por su grandiosa fuerza expresiva, con un ritmo vigoroso como nunca se había visto en la lírica italiana, más allá de un libreto, basado en la tragedia homónima del dramaturgo español Antonio García Gutiérrez, que es uno de los más enloquecidos del género. Un color aventurero y “zíngaro” envuelve como una aureola los personajes de Manrico y Azucena, ambos marcados por un destino funesto.
Il Trovatore suscitó desde su primera representación el entusiasmo del público, convirtiéndose muy pronto en una de las obras más interpretadas y apreciadas de todo el repertorio operístico. En pocas óperas verdianas se presentan los cuatro registros de la voz con tal prestancia y exigencia. El mítico tenor Enrico Caruso dijo que “para hacer un buen Trovatore sólo hacen falta los cuatro mejores cantantes del mundo”.