Sobre la ópera
El gran éxito del Réquiem impulsó al editor de Verdi, Giulio Ricordi, a sugerir una colaboración del maestro con el compositor-libretista Arrigo Boito (1842-1918) sobre una ópera basada en el Othello de William Shakespeare. Verdi admiraba las obras teatrales de Shakespeare y a lo largo de su carrera había deseado crear óperas inspiradas en las tramas shakespearianas. De hecho en 1847 había compuesto Macbeth basándose en la obra homónima del poeta inglés. Tras el Réquiem, Verdi hace público su deseo de no componer más óperas, a pesar de las ofertas de editores y directores de teatro.
Sin embargo explica su deseo de escribir una ópera cómica, aunque Rossini le hubiese negado toda aptitud para el género bufo. Por fin, en el verano de 1879, a traves de Ricordi, conoce a Arrigo Boito. Tres días después del encuentro, Boito le lleva un bosquejo del libreto de Otello, pero antes de entregar a Verdi el libreto de Otello, casi terminado, ayudará al músico en la corrección de Simon Boccanegra y Don Carlo. La colaboración del joven compositor es del agrado del maestro quien descubre en Boito el don de la poesía. La composición de Otello no empieza hasta finales de 1884. El autor necesitará casi todo el año 1885 para completar la partitura, y luego unos diez meses de 1886 para revisar la obra. Por fin, la ópera se estrena en el Teatro alla Scala de Milán el 5 de febrero de 1887 ante el ghota artístico y político de toda Europa. El papel de Otello es cantado por el tenor Francesco Tamagno, de voz gigantesca, y el de Yago por el barítono francés Victor Maurel, uno de los intérpretes predilectos de Verdi. El estreno de Otello demostró ser un éxito rotundo. Pronto siguieron otras representaciones de la obra en los principales teatros de Europa y América. Otello es la penúltima ópera de Verdi, donde demostró su madurez como artista. Junto a Aida, estrenada en 1871, y Falstaff, en 1893, los críticos consideran que es una de las obras maestras del compositor. El libreto de Arrigo Boito está inspirado en el Othello de William Shakespere. Esta tragedia es la obra de Shakespeare más acabada y la que respeta más la teoría de las tres unidades. Hay casi unidad de lugar (Venecia y Chipre, de hecho casi todo sucede en la isla), unidad de tiempo (la acción sucede en dos días y sus noches), y casi absoluta unidad de acción (todo gira alrededor del duelo entre Otello y Jago).
Un drama terrible que trata el tema de los celos, como se ha insistido tradicionalmente, pero sobre todo y una vez más en la obra de Shakespeare el de la ambición desmedida. Jago se convierte en el protagonista de la obra. Su envidia y ambición inspiran los celos que sufre Otello y que desencadenan la tragedia. Otello por su parte simboliza la visión bondadosa y optimista de la vida, cuyo sentido, queda inexplicado en la obra de Shakespeare. Jago aporta la toma de posición antagónica, desde su pragmatismo vengativo de ángel caído.
Otra perspectiva del drama es la que desarrollaron en el siglo pasado cineastas y actores como Orson Welles, Paul Robeson o Laurence Olivier. Añadiendo una nueva interpretación de este texto. Para todos ellos Othello es una obra sobre el racismo. En las versiones cinematográficas y teatrales Otello, el moro, es negro. En la dramaturgia de estas obras queda patente que Jago no puede soportar que un ser perteneciente a una raza, para él inferior, consiga todos los éxitos. El libreto de Boito, quizá el más perfecto de las óperas de Verdi se ajusta fielmente al espíritu de la obra original. El libretista hizo un prodigioso trabajo de condensación, reduciendo los tres mil quinientos versos shakespearianos a ochocientos. El texto de Boito mantiene un milagroso equilibrio entre la creación y el respeto al original y Verdi, con más inteligencia y más fuerza que nunca, refleja en su música el espíritu de los personajes de Shakespeare. El compositor consigue en esta ópera una simbiosis perfecta entre la acción y la música que posee una homogeneidad sin altibajos. Las escenas de Otello se ensamblan límpidamente, cada acto está construido como un discurso musical ininterrumpido. La orquestación es muy rica y sutil alcanzando unas cimas desconocidas por su materia sinfónica y su capacidad narrativa. La voz y la música están perfectamente integradas, prestándose exquisita atención a las intervenciones solistas. La partitura posee una textura transparente, casi camerística. Y en toda la composición las ideas melódicas son de una mayor amplitud y complejidad que en obras anteriores del maestro. Se puede afirmar que Verdi ha consumado con Otello el drama musical italiano, como Wagner el alemán.